Slow Fashion Spain, el crecimiento orgánico de la moda ética

Gema Gómez es un nombre que todo el mundo conoce en este pequeñito ecosistema que es, todavía pero por poco tiempo, el de la moda ética. Y si no conocen a Gema, al menos han oído hablar de Slow Fashion Spain. Gema ha sabido conectarnos a todos, y crear las dinámicas necesarias para que emprendedores y concienciados pudiéramos avanzar en este complejo ámbito de la moda vista con anteojos diferentes, con premisas que no son dinero dinero y dinero. 

Slow Fashion Spain se merecía una mención especial en nuestro blog, y por eso hemos invitado a Gema a que nos cuente sus cuitas estos días y que nos aclare  cómo aterriza una superejecutiva en el reto de transformar, en la medida de lo posible, la forma de hacer moda. 

Un avance antes de empezar: Slow Fashion Spain, para aquellos que no lo conozcáis, es una plataforma. Su razón de ser es asesorar y formar a los profesionales que quieren implementar prácticas sostenibles en sus empresas, así como creadores que quieren iniciar su camino  en la moda ética. Demuestran que economía y sostenibilidad no están reñidos. Es más: la moda ética puede ser rentable.

- Tú no vienes del mundo del medio ambiente, o del mundo de las ongs sino  del mundo de la moda ¿cómo se hace la transformación de la fast fashion a la slow fashion en tu caso?

Mi caso creo que es un poco particular; desde siempre he sentido una especie de "respeto por la vida": respeto por los animales, respeto por las personas, por la salud; esto me ha llevado a desarrollar una visión holística de la vida, así como a darme cuenta desde muy joven de lo que no estábamos haciendo bien.

En mi trabajo el primer aspecto que tuve que confrontar fueron los derechos laborales pues he viajado mucho a Asia; conocer las condiciones laborales de los trabajadores de las fábricas fue el primer paso para darme cuenta de que el sector de la moda no era tan inocente y atractivo como puede parecer en su superficie. Tras esto vinieron los escalofríos que sentía cuando descubrí el tipo de productos que se usan los lavados de las prendas y que eso se vertía directamente a los ríos...seguí tirando del hilo y descubriendo temas relacionados por ejemplo con el algodón transgénico. Cuando entiendes la magnitud de cada uno de estos temas y la repercusión que tendrá en nuestras vidas y nuestros hijos, que en muchos casos aún desconocemos, creo que es imposible quedarse indiferente.

- ¿Con qué has tenido que romper para poder enfocar tu proyecto en esta dirección? 

Pues es muy curioso pero más que romper he sentido una nueva conexión mucho más real y gratificante; las tendencias de moda tal y como las conocemos no dejan de ser refritos de colecciones sazonados de novedad y la necesidad del "último grito", pero si lo miras en profundidad y con perspectiva, la creatividad y novedad que puedan ofrecer las cadenas de "low cost" es muy limitada. 

La investigación de nuevas líneas de creatividad, de nuevas materias, el trabajo del artesano transformando un material, el disfrutar y hacer tuya una prenda, el crear un estilo personal atemporal...todo esto se pierde en el low cost. La imagen que proyectan estas cadenas es prácticamente la misma siempre, hay poco margen porque usan siempre las mismas materias y dependen de la creatividad de otros aunque nos lo vendan como novedad.

- ¿Cómo ves el panorama de la moda ética en España?

Existe un grupo cada vez en aumento de marcas con criterios de sostenibilidad, un grupo con mucha fuerza y energía que lo está haciendo muy bien. Son marcas jóvenes pero con una proyección muy interesante. Lo que me gusta sobre todo, es que son marcas con un compromiso e integridad muy alto. Todos somos conscientes que ser 100% sostenibles hoy en día es imposible, pero estas marcas cada día van buscando introducir más criterios de sostenibilidad para ir mejorando su cadena de producción y su propuesta de valor hacia el cliente. Slow Fashion Spain trabaja de la mano con ellas y estamos buscando maneras que las ayuden a expandirse y a las nuevas marcas a empezar. Estamos creando una auténtica red industrial y profesional de moda sostenible en España. 

Gema Gómez en acción el el SIMM de este año

- Tú estás asesorando a marcas y emprendedores no sólo españoles, así que tienes una visión amplia: ponnos en contexto mundial ¿dónde está España?

Existen países con una visión hacia la ecología y la sostenibilidad con más de 20 años como puede ser Alemania, y otros con cabecillas desde la misma época como puede ser Reino Unido gracias a Katherine Hamnett. En estos países ya existe esta tradición y tienen salones y ferias que sustentan esta tendencia. En España a los profesionales que nos hemos lanzado a ello, aunque llevemos tiempo trabajando en la sombra, aún nos queda mucho por hacer. Desafortunadamente para el impulso de estas iniciativas, no hay inversión actualmente y nos toca crecer de manera orgánica, que es mucho más lenta pero también más realista.

Un caso que me parece interesante destacar es el de Latinoamérica: en muchos países actualmente les está apoyando la economía y no tienen los "vicios" de las empresas europeas. Aunque no tienen esta tradición hacia la ecología, estoy segura, por lo que he vivido allí, que estos países la van a adoptar e implementar de manera natural sin tantos prejuicios como tenemos en Europa.

- Hemos conocido diseñadores estupendos, con una colección bonita... que sólo han durado una temporada o dos ¿qué pasa?

El diseño tienen que ir de la mano de la industria, o nos profesionalizamos o no llegaremos. Este es el gran desafío en este sector de diseñadores emergentes. Las marcas que nacen tienen que tener una visión ante todo empresarial, diseño y talento hay mucho, pero este talento necesita de la conexión indispensable con la realidad, con el mercado. Las buenas ideas si no se profesionalizan, se comunican y se comercializan, no existen.

Gema sabe de qué habla, y la prueba es que varios de los creadores que siguen en la brecha de la ecofashion española, han seguido  sus cursos o su asesoramiento. Por cierto, estos días ha organizado cursos presenciales, en Madrid y Barcelona, que ya se están convirtiendo en imprescindibles en el mundo de la moda ética.