domingo, 5 de mayo de 2013

¿Será, esta sí, la última vez? Recordando el Rana Plaza, Bangladesh

Esta semana no es posible otro comentario que no esté relacionado con la tragedia sucedida en el edificio Rana Plaza, en las afueras de Dacca, Bangladesh. El recuento de víctimas no ha cesado de aumentar desde el colapso del complejo, y va por 551. Varias compañías europeas y norteamericanas, Mango, y El Corte Inglés, como españolas, eran clientes de las fábricas que se alojaban en ese edificio que amenazaba a derrumbe desde hacía días. Las etiquetas que se han encontrado entre los escombros son la prueba.


Familiares de desaparecidos.  Foto: A.M.Ahad (AP) para El País


Muchas otras marcas no hacían encargos en estas empresas, pero cualquier retailer que podamos enclavar bajo la etiqueta de fast fashion - es decir, todas las franquicias que han colonizado las calles comerciales de cualquier ciudad - aceptan condiciones similares en sus subcontratas. Porque si no, los números no salen. Así de claro. La oferta barata que llama a los transeúntes a gritos desde los escaparates exige que los costes de producción sean bajísimos, y por tanto, que alguien haya sido explotado para que los consumidores de nuestro mundo puedan comprar. Consumo a tutiplén gracias a la esclavitud.
Todo esto ya lo sabemos, oímos esta semana en tertulias radiofónicas cómo los oyentes llaman diciendo que lamentan terriblemente este hecho - las compañías occidentales han afirmado estar consternadas - pero que los consumidores no pueden hacer nada, son las instituciones, las administraciones. ¿Seguro? Volvemos a preguntar ¿seguro?
Un par de sugerencias nos vienen a la cabeza a bote pronto:
- nuestra compra es un voto. Lo que compremos y dónde lo compremos, transforma la oferta.
- exigir como consumidores. La presión que sufren estos días las marcas implicadas es enorme, es el momento de arrancarles compromisos, para evitar futuras desgracias. Algunas empresas ya han firmado alguno, el gobierno de Bangladesh ha instado a todas las fábricas a presentar certificados de seguridad. 
Hasta ahora las auditorías internas no han servido, como nos cuenta Albert Sales, portavoz de la Campaña Ropa Limpia. No hay que olvidar que las víctimas del Rana Plaza no son  las primeras, llevamos unos meses aciagos. Los miembros de la ETI (Ethical Trading Initiative) en Gran Bretaña que incluye a firmas como Primark o Mark&Spencer, han prometido implicarse en una política de seguridad laboral en ese país. Las ong's que denuncian esas terribles condiciones instan a que firmen el Bangladesh Fire and Building Safety Agreement.
De hecho, nosotros mismos podemos instar a estas marcas a que lo suscriban. Cuánta mayor sea la presión, más obligados se verán a cumplirla. La Campaña Ropa Limpia te pide firmar estar petición, y que además, la difundas, como hacemos nosotras, porque si estás leyendo esto es probable que ya estés concienciado, pero seguro que a tu alrededor mucha gente no es consciente de lo que provoca esa afición irresponsable hacia el consumo. 


Foto A.M. Ahad (AP) para The Guardian




Nos han llamado la atención estos días declaraciones de algunas compañías, como Walt Disney, diciendo que han decidido retirarse de Bangladesh. La salida fácil, vamos. Si Bangladesh se asocia a inseguridad, mejor irse, en lugar de quedarse poniendo las condiciones para que estos siniestros no se repitan. En Ecouterre, uno de nuestros medios de información inspiradores, se recogía estos días la voluntad de muchos de boicotear a las firmas implicadas. Y desde varias fuentes insisten en que no es la solución. El boicot, si es exitoso, amenazaría el mayor recurso económico de Bangladesh: la industria textil, y abocaría a la pérdida de su empleo a buena parte de los trabajadores, que aunque cobrando sueldos miserables, no tienen otra opción laboral. Mejor que eso es presionar a los contratistas para que exijan que sus prendas se fabriquen en condiciones que respeten los derechos humanos, la salud, el medio ambiente...y que sean seguros. 
¿No es una buena razón para firmar, para interpelar, para exigir? Se lo debemos a las víctimas.



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