Hemos conocido a Maud Villaret. Es la cabeza y el corazón de "toubab", una marca con sede en París que hace accesorios desconcertantes. A nosotras más que desconcertarnos nos fascinan. Nos llevan a un mundo mágico que va más allá de esa procedencia exótica, Mali y otros países africanos.
A lo mejor esa sensibilidad que destilan sus collares coloristas o sus maletas con recuerdos emocionales proviene de que sean objetos hechos a mano en Burkina Fasso, o por mujeres que luchan por su inserción laboral, y por tanto social en Francia.
Vínculos de conciencia social y medioambiental. Todo es recuperado, ningún tejido que cae en las manos de Maud se tira. Así que todo tiene una segunda oportunidad: la de convertirse en una creación única en todos los sentidos.
Nos gusta porque sus diseños son preciosos y participan de esa labor concienciada, y si no, mirad en Ecotribu, donde también participa, una asociación de intercambio por una economía social y solidaria.
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